Seis de la mañana y tu mano no llega a apagar la alarma, antes de que la pereza te
diga que es muy temprano, que hace frío y que está muy oscuro para salir de la cama.
Tus doloridos músculos están aún en rebelión, fingiendo no escuchar las órdenes que
tu cabeza les da diciéndoles que se muevan. Una legión de voces que te dicen que
vuelvas al mundo de los sueños, pero tú no pediste su opinión, porque la única voz
que tú decidiste escuchar es la del desafío. Esa voz que hizo que pusieras la alarma a
esa hora, así que prepárate, pon los pies en el suelo y no mires atrás, porque tienes
trabajo que hacer.
diga que es muy temprano, que hace frío y que está muy oscuro para salir de la cama.
Tus doloridos músculos están aún en rebelión, fingiendo no escuchar las órdenes que
tu cabeza les da diciéndoles que se muevan. Una legión de voces que te dicen que
vuelvas al mundo de los sueños, pero tú no pediste su opinión, porque la única voz
que tú decidiste escuchar es la del desafío. Esa voz que hizo que pusieras la alarma a
esa hora, así que prepárate, pon los pies en el suelo y no mires atrás, porque tienes
trabajo que hacer.